“Hemos aprendido a sembrar, a cosechar hasta cuidar las plantitas”
Zulma Yupanqui Choque
Los domingos es el día de trabajo comunitario en el que deben cuidar de su huerto, casi todos reconocen que antes de iniciar esta experiencia poco o nada sabían sobre agricultura. El grupo es muy animado y juguetón, son amigos desde hace muchos años y algunos que recién se incorporan escuchan las anécdotas comunes.
“Es importante el trabajo en comunidad, todo es natural no químico” reconoce Yolanda Loayza y afirma que antes nunca hubiera pensado encontrar el gusto a sembrar y trabajar la tierra.
Actualmente la directiva se encarga del riego de lunes a viernes. Los domingos se encargan de realizar el compost, sembrar, desyerbar, en general lo que toque hacer.

“Todos los socios trabajamos, es comunitario todos ponemos la mano de obra”
Miriam Olmos
Una de las socias de OINCO con 8 años de antigüedad, cuenta que la organización tiene mucha historia colaborativa “queriendo reforzar la meta de tener una vivienda a pesar que hemos sufrido agresiones por los loteadores… hemos aprendido que solos no podemos” afirma Miriam Olmos. Ella asiste todos los domingos al huerto a pesar de no es parte del proyecto de Quintanilla. Las 62 familias beneficiarias de este proyecto tuvieron que apoyar la compra con dinero en efectivo, con el que no contaban.
Miriam no pierde la fe en que en algún momento pueda contar con el pedazo de tierra soñado, por el momento quiere seguir apoyando y aprendiendo.
“Vino aquí un agrónomo a darnos cursos”
Miriam olmos
“He aprendido bastante, como a mí me gusta, me hace muy bien a pesar de mi edad, nos han enseñado a hacer cosas bonitas, hemos hecho hasta papel” cuenta María Campusano.
La filosofía de esta organización es muy favorable a compartir experiencias, información, formación nueva, por lo que cuando existe la posibilidad de contar con algún taller, abren el espacio para sus socios.
“La idea de agruparnos era conseguir algo más barato” afirman casi todos, luego de su experiencia en las calles, luchando por sus reivindicaciones. Cuentan que el huerto urbano ha sido una experiencia muy importante para aprender y poner en ejercicio el trabajo en comunidad.
“Esta tierra la hemos encontrado llena de basura, seca, nos ha costado mucho adaptarse. Ahorita está bien con abono, es el resultado de nuestro sacrificio” Miriam Olmos. Pero ha sido muy importante aprender para luego poner en práctica todo en su futura comunidad, en la que no estarán en comodato sino como propietarios comunitarios.
“Nos está sirviendo bastante, yo antes no sabía cultivar…trabajamos por grupos, las mujeres hacen las cosas más livianas y los hombres hacen las cosas más pesadas y sacamos buenos resultados” explica Yolanda Loayza
El trabajo comunitario es el más importante, cada socio debe participar los domingos del trabajo en el huerto para luego participar de la reunión de OINCO. Sobre todo las 62 familias del proyecto de Quintanilla. Pero no se excluye a los demás socios de OINCO que participan algunos de forma esporádica y otros de forma más constante. El sueño que algún día hará realidad es el acceso a un terreno propio y comunitario.
Todos los domingos comparten, primero una buena comida antes de iniciar el trabajo, y luego comienzan las labores de acuerdo a las necesidades y visitantes que vienen a capacitar o capacitarse.
Las familias realizan trabajo comunitario todos los domingos
“Es como una familia, tantos años de amistad” nos dice Germán Fernández Valencia, un señor de la tercera edad que participa de las reuniones con su familia. “Venimos como personas mayores con todos los hijos como un recreativo para aprender, lo hacemos con toda voluntad” concluye.
María Campusano, una persona de la tercera edad que participa desde hace varios años en OINCO. Nos cuenta que en realidad el socio es su hijo, una persona con discapacidad “estamos tras de la vivienda para mi hijo discapacitado” afirma. Reivindica el trabajo de la mujer en el huerto porque dice que las mujeres lo disfrutan más. Ella a pesar de no tener una casa propia dice tener muchas macetas porque las plantas le dan tranquilidad.
La producción del huerto en general ha sido para los socios y/o para hacer presencia como organización. Las primeras cosechas fueron donadas a un hogar de niños y a un asilo de ancianos dependientes del SEDEGES.
Por el problema del agua, principalmente, no están produciendo tanto como para pensar en su comercialización. Algunas veces sí lo han hecho pero ha sido para solventar el costo del agua.
Las personas entrevistadas coinciden que “trabajar la producción en comunidad, toda la producción se reparte por igual”. Dentro las ventajas de dedicarse los domingos al huerto está aprender, distraerse y llevarse algo de la cosecha.
OINCO tiene muchos desafíos, construir en comunidad las viviendas ecológicas en Sacaba será el más grande. No pretenden dejar la Escuela popular de Agroecología porque sigue siendo un espacio de encuentro y capacitación para todas y todos sus afiliados, además, es un ejercicio de trabajo en comunidad. Si bien por los costos no pudieron incluir a todos los en el proyecto de Quintanilla, siguen pensando en cómo apoyarse de forma mutua. “Yo veo en el futuro a OINCO luchando, siempre luchando para bien común de los que más necesitan” concluye Aniceto Hinojosa.