Casi la totalidad de las familias que viven en la comunidad de Rodeito tienen como principal actividad económica la agricultura. Los cultivos de mayor importancia son el maní, el ají y el maíz, productos que gracias a la intervención de algunas organizaciones, han mejorado en cuanto nivel de producción y escala, lo que ha permitido a las familias de pequeños productores, hombres y mujeres, diversificar su disponibilidad de alimentos a partir de la producción familiar y a la vez, incrementar sus ingresos económicos y activos productivos. Estos cultivos son cosechados y transformados para luego ser comercializados en las ciudades de Sucre y Monteagudo, pero todavía es complejo llegar a mercados más lejanos debido sobre todo al mal estado del camino de acceso al lugar. En época de lluvia, el camino entre El Villar – Rodeito sufre gran deterioro, dificultando el ingreso de cualquier tipo de transporte. Es indudable que la integración comunal a partir de buenas vías de acceso apunta de sobremanera a un impacto económico y social, y por esa razón, ésta ahora es la mayor demanda de la comunidad de Rodeito.
Como en la mayoría de las comunidades de esta zona de los valles chuquisaqueños, la organización sindical es la que predomina a nivel comunal, y supra comunal, articulada en distintos niveles correspondientes al municipio, la provincia y el departamento. El proceso de saneamiento interno, el empleo de los usos y costumbres y el respeto a las autoridades comunales, han fortalecido a la organización de Rodeito para la gestión de los derechos y obligaciones de cada uno de los miembros, para velar por los intereses de la comunidad y para administrar su territorio.
Don Ignacio Vedia Cruz, dirigente de la comunidad durante la gestión 2011 señala: “Como organización sindical, cuando ingresó el INRA a titular las tierras, como comunidad hicimos respetar los derechos a la tierra que tenían cada una de las familias afiliadas. Ha sido importante que se nos respete nuestras decisiones como comunidad, nuestros usos y costumbres; y gracias a que estábamos bien organizados hicimos respetar lo que se había hecho en el saneamiento interno. Sin ningún tipo de abusos por parte de propietarios ni de nuestros afiliados”.
Don Fortunato León Vargas y Don Rómulo Cruz Ortíz se encuentran afiliados a la comunidad por más de una década y, al igual que los 110 afiliados que conforman actualmente la comunidad, gozan de los mismos derechos y obligaciones, participando activamente, y cumpliendo con la función social respecto a la tierra y a la organización sindical de acuerdo a usos y costumbres. El sindicato agrario no daría la espalda a ninguno de sus miembros, ni abandonaría a los mismos en la lucha por alguna reivindicación justa. Tal como señalan sus dirigentes: “Más vale morir luchando”, expresión que ejemplifica el caso de Rodeito, donde la organización sindical unida hizo prevalecer el respeto a sus usos y costumbres en el acceso y tenencia de la tierra de sus integrantes.