El relato campesino de la “huida” da cuenta de los dos fenómenos a los que se enfrentan estas comunidades, la presión a la tierra ejercida por la agroindustria; y, la quiebra de sus economías por los encadenamientos verticales. Resultado de estos hechos: 12 familias expulsadas de las cercanías de la florícola Toacaso y, 5 familias que vieron mermado su propiedad familiar debido a la migración juvenil.
Estas últimas familias financiaron a través de la venta de sus tierras la migración de sus hijos. Los lazos de parentesco entre estas familias también determinan el destino de la migración; por ejemplo, tres hijos varones fueron a Quito a trabajar en la construcción, mientras los dos restantes, vendieron la tierra para pagar el ingreso a la policía nacional.