Ciento cinco hectáreas copan el territorio en una de las franjas que inicia en las faldas del volcán Ilaló y termina en su cumbre. La Comuna Tola Chica consta de tres pisos ecológicos que corresponden a las tres áreas en las que se divide la comuna por razones administrativas, de preservación y recuperación. Teniendo en cuenta que el Ilaló está bastante erosionado, hay que destacar que el único remanente de bosque nativo existente pertenece a la Tola Chica.
La Comuna Tola Chica es el resultado del desprendimiento de la comuna Tola Grande y, mediante un acta transaccional, se reconoció su legalidad como territorio Tola Chica.
En sus inicios, las tierras servían para la extracción de leña; posteriormente se cultivaban para el autoabastecimiento de las familias y parte de los productos tenían salida al mercado. Hasta los años 70, el Cerro Ilaló estaba sembrado de cultivos de maíz a gran escala en un largo proceso de erosión; en la actualidad, hay partes del Ilaló que no se pueden sembrar.
Durante la década de los 70, tuvo lugar una fuerte lucha por el territorio mediante la expropiación a la hacienda de la familia PeñaHerrera de 14 hectáreas, que ahora conforman el bosque nativo.
Entre 2003 y 2015 se dio una fuerte y violenta lucha judicial que derivó en la solución del problema jurídico pero dejó graves secuelas en un conflicto social entre el Barrio Tola Chica y la Comuna Tola Chica.
Clasificación del caso
Los comuneros de la Tola Chica vivieron constantes amenazas judiciales a perder sus tierras, desde la amenaza de los traficantes de tierras hasta un grupo nacido al interior de la comuna aunque influenciado por la Iglesia Católica. Este grupo denominado Comité Promejoras se conformó con feligreses de base como parte de los postulados de la Teología de la Liberación. Sus integrantes eran familiares de comuneros de la Comuna Tola Chica y formaban parte del grupo religioso junto al cura Antonio Guamán.
Los primeros síntomas del conflicto religioso y social se dieron con la ampliación de la iglesia sin el permiso de la comuna, su propietaria. Tras largas discusiones entre los comuneros y el Comité Promejoras, este último decidió realizar la obra en la iglesia, acentuándose la lucha por el territorio con tintes religiosos y racistas. Como el Comité Promejoras forma parte de la organización comunal, sienten que les pertenece el terreno, la iglesia y el aula comunal.
En 2003, se tomaron por la fuerza la casa comunal y aseguraban que el vivero les pertenecía, como parte del territorio. Como acto de venganza, quemaron los lugares donde estaban los registros de los datos de la comuna e incendiaron la casa comunal. Tal conflicto se alargó por 10 años de juicios hasta que en 2014 se estableció una indemnización por daños y perjuicios a favor de los comuneros. En la actualidad, el conflicto social continúa entre el barrio Tola Chica y la Comuna Tola Chica a pesar de que el problema jurídico esté solucionado con la recuperación de las tierras.