De acuerdo a la Ley de Reforma Agraria (3545), la pequeña propiedad campesina es patrimonio familiar, indivisible y tiene carácter de inembargable. En los últimos años, el INRA se ha abocado a finalizar el proceso de legalización de títulos a través de programas de saneamiento y titulación de tierras, en todo el país, el programa vigente estaría beneficiando a aproximadamente 496.000 familias campesinas e indígenas, es decir, un aproximado de 24.5 millones de hectáreas, con la inscripción en el registro de Derechos Reales de los derechos propietarios de 1.340,000 parcelas de pequeños productores rurales.
Como en muchos lugares de Bolivia, la comunidad campesina de Retamani, tenía un proceso agrario pendiente, no sólo en cuanto a la formalidad de títulos ejecutoriales, sino más bien, correspondiente al cumplimiento de la consigna “la tierra es de quien la trabaja”. El resultado de esta primera reforma agraria (1953), según los comunarios fue el reconocimiento de la propiedad privada de la familia Guillén, algunos títulos familiares por porciones muy pequeñas de tierra y un título de dominio comunitario que no correspondía a todo el terreno que las familias campesinas trabajaban.
Simón Quisbert Ticona, presidente del comité de saneamiento de tierra, explica que el proceso agrario por el reconocimiento de las tierras inicia desde antes de la gestión del presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), cuando todavía el “patrón” (la familia descendiente de Néstor Guillén) contaba con un título de propiedad mediana y 36 familias campesinas organizadas, lograron que el Estado revierta 50 hectáreas y les haga una nueva dotación. Quisbert explica que Retamani, la comunidad perteneciente a la Central Agraria del municipio de Palca continuo a la ciudad de La Paz, era un sitio de paso, no existen originarios, sin embargo, la hacienda organizó a varias familias para su servicio y para explotar la tierra.
A la actualidad, la comunidad de Retamani cuenta con 425 hectáreas, y el pasado domingo 27 de agosto, en un acto público accedió a 291 títulos, 7 títulos comunitarios y 284 a beneficio de familias campesinas. Guillermo Aruquipa en representación del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT), se presentó y entregó simbólicamente los títulos, haciendo muchas recomendaciones para continuar con el proceso de legalización de predios.
Simón Quisbert recibió 6 títulos por cada una de sus parcelas y como a todas las familias, explica que el trabajo de pericia de campo les cuesta 100 Bs. por lote/título. Los títulos entregados comprenden el folio en derechos reales, y los comunarios piensan que con este patrimonio pueden acceder a facilidades en la banca u otros. René Chino Huanca, actual secretario general de la comunidad de Retamani explica que los títulos significan el derecho propietario y jurídico, y luego de 4 años de tramitación e impugnaciones de parte de los descendientes del latifundista, es una garantía para los productores agropecuarios.
La región de Palca es considerada como la despensa de la gran ciudad, pues se pueden cultivar prácticamente todas las verduras, obteniendo hasta 3 cosechas al año, además de frutales y otras variedades. Sin embargo, en varias zonas y debido a la actividad minera, deforestación y cambio climático, han notado que la tierra está cansada y requiere de abono. La gran demanda de estas comunidades, es ahora los sistemas de riego, que han estado gestionando con diversas fuentes.
Con gran emoción, René Chino, anfitrión de una jornada en la que todas las familias de la comunidad asisten con carnets de identidad y números de registros apuntados, recibe a las instituciones y comunidades invitadas, y atendidas con una gran comilona. Tras la entrega simbólica que realiza el representante del MDRyT, los funcionarios del INRA convocan a los comunarios a realizar una fila y así poder reclamar sus títulos.
Testimonios como el de Simón Quisbert dan cuenta de un proceso que articula la lucha por la tierra y la perspectiva de continuar en el campo, “yo nunca me he vendido al patrón, nunca he traicionado a la comunidad, por eso me han dado esa confianza”, afirma y demanda que el Estado pueda dotar de sistemas de riego a toda comunidad campesina que no acceda al agua, pues esa es la única garantía para seguir produciendo alimentos.