La labor del Centro para el desarrollo de los pueblos CEDEP Ayllu se inicia en 1983 en la Micro cuenca del Quesermayo con comunidades de los distritos de Pisac, Taray y San Salvador en las provincias de Calca y Cusco y desde 1998 en los distritos de Accha y Omacha de la provincia de Paruro en Perú.
Con una estrategia de intervención en la región a partir de tres niveles: organizaciones comunales, instancias intercomunales y familias, se fomentó las capacidades de gestión y concertación tanto al interior de la propia comunidad como en su relación con otras y el gobierno municipal. En palabras de su Director Celso Quispe Sanabria “Cedep Ayllu siempre se ha caracterizado en trabajar el aspecto más organizativo ya que para cualquier actividad que quieres hacer la parte organizativa es importante y nosotros respetamos la organización comunal”.
La participación plena de las comunidades para analizar sus problemáticas y trabajar a partir de un proyecto integral que consistió en un desarrollo social (organizar un trabajo intercomunal, capacitación, formación de líderes, fortalecimiento de las instituciones locales), una gestión de cuencas (análisis y uso eficiente del agua) y la parte productiva (intensificación y diversificación de la agricultura). Estas acciones vieron florecer transformaciones significativas que permitieron mejorar la calidad de vida de comunidades campesinas que aunque se encontraban próximas a la ciudad de Cusco tenían mínima presencia del Estado, ausencia de asistencia técnica en la parte productiva, y donde el manejo de agua se constituía en un problema central.
La experiencia de estas comunidades será parte de la plataforma del Movimiento Regional por la Tierra con la sistematización de un caso de acceso familiar a la tierra en la comunidad de Huata, gracias al trabajo que realizó CEDEP Ayllu en la región, donde las comunidades vienen desarrollando el cultivo de flores, hortalizas y la transformación tecnológica en la mejora de las cosechas de agua. Aportes en la zona para la preservación de los ecosistemas, la seguridad alimentaria y la economía de las familias que a través de su articulación al mercado van mejorando sus viviendas y la calidad de vida.