Desde el Movimiento Regional Por la Tierra y el Territorio, condenamos las acciones de violencia contra dos comunarios de Marobá de Teixeira, comunidad quilombola, del municipio de Almenara en Brasil, y alertamos respecto al aumento de los asesinatos en los últimos años a campesinos, indígenas y quilombolas que defienden su territorio en ese país.
Lamentamos el intento de asesinato contra los líderes de la comunidad Jurandir Teixeira y Maria Rosa ocurrido el 24 de marzo, cuando a los dirigentes, después de haber sido violentados brutalmente en su casa, solo les robaron los archivos digitales de la Asociación Quilombo, por lo que se cree que ese hecho es en contra de su proceso de defensa de su territorio.
La Comunidad quilombola Maroba de Teixeira, ubicado en el Valle de Jequitinhonha, localidad de Almenara del estado de Mina Gerais, es protagonista del estudio de caso 93 del Movimiento “La familia Teixeira recupera las tierras do Marobá”. El mismo da cuenta de la recuperación de sus tierras de manos de militares latifundistas pero que aún espera la titulación de las mismas lo que hace que el conflicto esté latente. Por lo que las familias de la comunidad están en la lucha por obtener el reconocimiento y titulación de sus tierras por parte del estado, sin los cuales no cuentan seguridad jurídica.
En anteriores oportunidades, desde que recuperaron las tierras en la década de los ’90, esta comunidad ya había sufrido desalojo por parte de los grandes agricultores.
Nos preocupa que este caso sea uno más que se suma a la ola de violencia sistemática contra comunidades quilombolas, indígenas, campesinas en Brasil ante el silencio de las autoridades.
En las últimas semanas asesinaron a líderes de Movimiento Sin Tierral (MST) y el último domingo de abril fueron atacados dirigentes indígenas del distrito de Maranhao Viana; uno de ellos, además de disparos en la columna, tiene las manos cortadas.
Esta situación refleja una escalonada de violencia en el área rural de Brasil que es amenazada principalmente por la expansión de la agroindustria y la minería. Por ello, según los datos de Consejo Indígena Misionero (CIMI), en el 2015 fueron asesinados 137 indígenas y según la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) en 2016 se registró el mayor número de muertes desde 2003, con la aparición de 61 víctimas fatales involucradas en conflictos por la tierra.
Advertimos con alarma que el estado brasileño no haya tomado medidas de protección de la integridad física de indígenas, campesinos, quilombolas y activistas, frente a que en los últimos 52 años fueron asesinados 2,5 mil, entre hombres y mujeres por esta problemática.
Finalmente, el Movimiento convoca a todos los países y territorios a estar alertas frente este tipo de acciones violentas y amedrentadoras a los pueblos indígenas, campesinos y quilombolas que defienden sus tierras y territorios.
¡Basta de violencia y asesinatos a los aliadxs #PorlaTierrayTerritorio!