Cientos de familias de la comunidad shipibo-konibo, asentadas en Lima, sufrieron un incendio de proporciones la semana pasada. Se trata de un grupo poblacional que abandonó su territorio a inicios del siglo, empujado por la violencia política de años pasados, y que ahora demanda respuestas definitivas del gobierno para su reasentamiento.
La historia de los últimos años de los shipibo-konibo, especialmente la de su desplazamiento desde Ucayali hacia la capital del Perú, puede mostrar una parte de la dinámica del proceso de reasentamiento urbano definitivo de un pueblo indígena. Desde su llegada a Lima, escapando de la violencia desatada entre el Estado peruano y el grupo armado del PCP, los shipibo-konibo han recibido el apoyo de grupos urbanos y promesas del gobierno para otorgarles un espacio en la urbe.
Su demanda en los últimos años se ha concentrado en garantizar ese espacio en Cantagallo (Lima), rechazando su traslado a otro distrito de la capital con el argumento de la inminente inseguridad para su vida diaria. A la vez afloraron denuncias contra funcionarios del gobierno vinculadas al espacio de Cantagallo, el que no ha dejado de estar en disputa.
El Ministerio de Cultura del Perú ha reconocido que los shipibo-konibo-xetebo son unos de los pueblos indígenas más numerosos de la Amazonia, conformado por unas 32 mil personas agrupadas en cerca de 150 comunidades asentadas en los departamentos de Loreto, Madre de Dios, Huánuco y principalmente Ucayali.
Foto: Facebook Comunidad Shipibos Cantagallo