Doña Clementina desde su finca impulsa la alimentación sana con agroecología en Colombia. Doña Petrona siembra sus propios alimentos tras su retorno al campo en Bolivia. Doña Adiniva, después de pelear junto al Movimiento Sin Tierra por la titulación de su propiedad, cuenta con una producción para consumo y venta en Brasil. La Machi Francisca defiende su territorio de empresas que quiere explotar ilegalmente sus tierras en Chile. Máxima Acuña se enfrenta a una gran minera que quiere despojarla su territorio en Perú. Las mujeres Shuar resisten el despojo por la minería estatal en Ecuador.
Ellas son algunas mujeres de las tantas en Sudamérica que, con distintas actividades y diversidad de formas de resistir, luchan desde el campo para tener una vida digna, donde sus derechos y el de sus comunidades se respeten. Esta lucha y resistencia la hacen en unos Estados que cada día más privilegian a los grandes monstruos transnacionales y a una vida urbana y globalizada.
De acuerdo con datos de ONU Mujeres, en América Latina hay 58 millones de mujeres viven en el campo, de las cuales el 43% representan la fuerza agrícola laboral. Según datos de Oxfam, solo el 30% de ellas posee tierras agrícolas, siendo el acceso a la tierra uno de los problemas más graves que enfrentan las mujeres rurales en el mundo. Pese a este contexto, las mujeres trabajan, inovan y luchan como una forma de resistencia desde sus territorios en un mundo machista y patriarcal.
Diversidad de resistencia, diversidad de mujeres
Doña Clementina Barajas —unos 60 años, ojos pequeños y sonrisa fácil— tiene la Finca San Luis en el municipio de la Guasca en Colombia. Desde allí, implusa, junto a su familia con la que retornó al campo en la década de los ‘90 del siglo pasado, Ecológico Murillo Barajas (Ecomouba) que es un propuesta de agroecología. Ecomouba no solo se dedica al cultivo agroecológico y venta de plantas medicinales, hortalizas y frutas con certificación orgánica sino que promueve un cambio de paradigma en el consumo para una vida más sana, como se explica en el caso 6 del Movimiento Regional por la Tierra y el Territorio.
Similar historia es la de doña Petrona Alcón —mirada segura y cabellera larga recogida en dos trenzas— también potagonista de los casos del Movimiento, quien desde su comunidad Maquirivi, en Achocalla de Bolivia, produce sus diversos alimentos. Ella retornó al campo después de vivir más de 30 años en la ciudad La Paz y tras una formación técnica en conservación y rehabilitación de la tierra comenzó a producir alimentos orgánicos. Desde la agriculutura, doña Petrona se conviritó en líder del sindicato de la comunidad de Marquirivi y de la Asociación de productores ecológicos de Achocalla e intenta abrir mecados para sus productos y los de sus compañeros (https://porlatierra.org/casos/103/).
Doña Adiniva Nunes produce alimentos para consumo en su finca en Concepción del municipio de Niquelândia de Brasil. Ella y su compañero compraron un terreno en 1995 pero debido a que no le dieron los títulos, la Compañia Níquel Tocantins reclamó los predios y les despojó por cinco años de su tierra hasta que el Estado negó dicha propiedad. En 2000, tras su participación en el Movimiento Sin Tierra, doña Adivina obtuvo otra propiedad en compensación empezando de cero, nuevamente, hasta llegar ahora que produce y transforma alimentos agropecuarios y vende el excedente vende, tal como señala el caso 71 del Movimiento Regional por la Tierra y el Territorio.
Francisca Linconao —menudita, mirada dura, y voz aguda y segura— es guía espiritista mapuche y guardiana de los “Menokos”, humedales donde habitan fuerzas que en la cosmovisión mapuche tienen el carácter de sagrado. Salió a la luz pública el año 2008 cuando inició un juicio contra una empresa que quería explotar ilegalmente su territorio. Un año después ganó el juicio, que marcó un hito en la temática indígena en Chile. Años más tarde la acusaron de un asesinato, del cual primero la descartaron como involucrada pero luego, a inicios de 2016, la encarcelaron hasta finales del año pasado tras una huelga de hambre de dos semanas. Actualmente está con detención domiciliaria pero firme en la defensa de su territorio.
Máxima Acuña —mirada serena y paso firme— es guardiana de las lagunas de su territorio en Cajamarca por lo que se ha enfrentado a una de las mineras más poderosas de Perú. Desde 2011, ella y su familia, protegen sus tierras y las lagunas ante el interés de la empresa Yanacocha, que con capitales extranjeras, quiere explotar en su predio tal como lo hizo en varios lugares de la zona. Cada día vive bajo la presión de la empresa que, muchas veces junto a la policía y fiscalía, intentó expulsarla de su casa. Pese a todo, ella y sus familias se mantienen firmes en la defensa de su territorio.
Las mujeres Shuar con sus hijos a cuestas denuncian el despojo de sus tierras ocasionada por la construcción de la minera china ExplorCobres S.A. Desde agosto de 2016, los indígenas Shuar de la provincia amazónica de Morona Santiago se enfrentaron a la minera, que tiene la intención de explotar cobre, reclaman esas tierras como "ancestrales" y resisten desde la década de los ’90 a la megaminería. Por ello, el Gobierno de Rafael Correa decretó estado de excepción y militarizó la zona situación que provocó que las mujeres shuar se desplacen a otras regiones de Ecuador para precautelar la seguridad de sus hijos en medio de la violencia y desde fuera e su territorio alzan la voz de denuncia.
Foto 1, 2 y 3: Tomadas de los casos del Movimiento (https://porlatierra.org)
Foto principal y de mujeres Shuar de Edu León tomadas de El País ( http://elpais.com/elpais/2017/02/13/album/1486989822_648053.html?id_externo_rsoc=TW_CC#1486989822_648053_1486990173).
Foto de Máxima Acuña Jorge Chávez Ortíz, tomada de Mi Mina Corrupta (https://minacorrupta.wordpress.com/2013/11/10/fotoreportaje-cajamarca-2-anos-luchando-contra-el-proyecto-minero-conga/)